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Visitamos los centros de Polonia y Ucrania

Jueves, 24 Noviembre, 2022 - 17:00

El pasado mes de noviembre una delegación de San Juan de Dios viajó desde España a Polonia y Ucrania. La formaban el Hno. Ángel López, director de la Oficina de Misiones y Cooperación Internacional de la Curia General de San Juan de Dios en Roma, y Gonzalo Sales, director de Juan Ciudad ONGD. Ambos visitaron a los Hermanos y algunos de sus centros, para mostrar su apoyo con la realidad que viven las personas refugiadas que han huido de la guerra.

Tal y como afirmó Gonzalo Sales a su regreso, "El objetivo del viaje era mostrar la hermandad de la Orden Hospitalaria en España, Francia, Portugal e Italia con los Hermanos de Polonia y Ucrania que están en primera línea, desempeñando la misión juandediana en favor de las personas ucranianas refugiadas”

El 13 de noviembre la delegación aterrizó en Varsovia, donde fueron recibidos por el Hno. Francis Salezy, Superior Provincial de Orden Hospitalaria en Polonia y Ucrania, y otros Hermanos y miembros de la Comisión de Emergencia para la Ayuda a Ucrania de San Juan de Dios. En el primer encuentro que mantuvieron, el Hno. Ángel López trasladó el agradecimiento del Superior General de la Orden Hospitalaria, el Hno. Jesús Etayo, por el esfuerzo y compromiso de la Provincia Polaca hacia las personas vulnerables afectadas por la guerra, “poniendo en práctica el carisma de San Juan de Dios”.

Al día siguiente viajaron a Cracovia, donde tuvieron un encuentro muy conmovedor con familias que viven el drama de la guerra, la separación de sus seres queridos y la difícil situación de saber que la vida no volverá a ser cómo la conocían. De hecho, todas las personas refugiadas ansían que llegue la paz y poder regresar a su país, para empezar a reconstruir sus vidas, aunque sus hogares han sido destruidos.

Los testimonios de estas personas son desgarradores. En la comunidad de los Hermanos de Cracovia viven acogidos desde el comienzo de la guerra un grupo de refugiados que huyeron de Mariúpol. Alina narró cómo tuvo que huir sola con sus tres hijos, ya que su marido se quedó a combatir en la acería Azovstal. Allí fue hecho prisionero por las tropas rusas y encarcelado. Desde hace medio año no tiene noticias de él, y no sabe si está vivo o muerto.

Anna, sin embargo, pudo huir con sus tres hijos y su marido Sergey, que tiene una discapacidad provocada por un accidente. Atrás quedaron muchos familiares y amigos. La historia de Svetlana, que no podía para de llorar mientras contaba su experiencia, describe cómo huyó con este grupo al principio de la guerra, y su marido se quedó a combatir. Fue herido y le tuvieron que amputar una pierna, así que ahora está recuperándose en un hospital ucraniano, que apenas cuenta con personal sanitario ni medicinas. Tienen dos niñas pequeñas y aunque está desesperada, sabe que al menos su marido está con vida.

La mayor preocupación de todos ellos, al igual que el resto del pueblo ucraniano, es la incertidumbre de no saber qué va a ser de sus vidas en el futuro. En este exilio este grupo ha estrechado unos lazos que no quieren romper cuando regresen.

Otra de las consecuencias de la guerra es que la juventud ucraniana está colapsada, ya que el choque a causa del conflicto ha sido brutal y ha destrozado la vida de millones de personas. Los Hermanos calculan que seis millones de personas han pasado por Polonia, y 1,5 millones se han quedado en el país.

Miles de estas personas refugiadas han sido atendidas en los centros de San Juan de Dios tanto en Ucrania como en el país vecino. A veces con una comida y una ducha para reponerse y seguir el camino, en otras ocasiones alojadas en los más de 10 centros que tienen los Hermanos en Polonia —explicó Gonzalo Sales—. En Ucrania, donde también visitamos el centro de Drohobich, se reparten alimentos, medicamentos y otros productos de primera necesidad varios días a la semana, y se apoya una escuela-orfanato en Dolhe”.

La delegación, que cruzó la frontera bajo un momento de gran tensión, debido a la explosión de un misil en suelo polaco, continuó con las reuniones y encuentros, siempre acompañados por los Hermanos Francis Salezy y Pawel Kulka, primer Consejero Provincial de la Provincia Polaca. En Drohobich conocieron al Hno. Lawrence Iwanczuck, superior de la comunidad, y a los Hermanos Kazimierz, Jan Grande y Jonasz que viven allí.

También visitaron la Parroquia de San Bartolomé Apóstol y al padre Miroslaw Lech, que colabora estrechamente con los Hermanos para que la ayuda llegue al mayor número posible de personas necesitadas. También se reunieron con el Alcalde de Drohobich y luego con el jefe de la Administración Militar, quienes agradecieron enormemente el apoyo que están recibiendo de la Orden Hospitalaria para socorrer a las personas refugiadas. Esta localidad ha crecido exponencialmente desde que comenzó la guerra, y los alimentos y otros productos básicos escasean.

El 17 de noviembre, antes de partir de Ucrania, la delegación viajó 40 kilómetros al sur del país para conocer la valiosa labor humanitaria de una escuela-orfanato en la localidad de Dolhe, con la que también colabora la Orden Hospitalaria. Allí viven acogidas 200 personas refugiadas, de los cuales 80 son niños y niñas, y de la mayoría no sabe dónde están sus padres.

Durante el viaje, el Hno. Francis Salezy afirmó que “la falta de electricidad, las sirenas y otras dificultades no han disminuido la fuerza del pueblo ucraniano ni el deseo de servicio de los Hermanos ante esta situación”.

Ya de regreso en Polonia, la delegación conoció el centro de salud mental de San Juan de dios en Iwonicz, y de allí viajó por carretera hasta Varsovia, bajo una intensa nevada, donde cogieron al avión de regreso a Madrid.

Tras la experiencia, el Hno. Ángel López recapituló que “No sabemos cuándo acabará la guerra, ojalá sea pronto, pero reconstruir el país llevará mucho tiempo y mucho dinero. Esperemos que no caigan en el olvido las consecuencias que está teniendo en las personas y cómo reconstruirlas a nivel psicológico y emocional; a madres sin esposos, a hijos sin padres, a familias sin casas, ni trabajo, ni sustento. Los que cooperan con ellos en Ucrania y Polonia necesitan nuestro apoyo, y ellos necesitan saber que estamos ahí y que no las hemos dejado solos”.

Por eso, la Orden Hospitalaria seguirá trabajando en la Comisión de Emergencia para la Ayuda a Ucrania de San Juan de Dios, y agradece a todas las personas su colaboración con esta campaña.

 

 

 
 
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