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Entrevista con Mª José Rodríguez, enfermera voluntaria de JCONGD en Sierra Leona

Miércoles, 18 Marzo, 2015 - 12:45

La epidemia de Ébola se ha cobrado la vida de más de 10.000 personas y ha contagiado a cerca de 24.000, entre ellas profesionales sanitarios que las atendían. Este panorama tan poco alentador no ha desalentado sin embargo a muchas personas que han decidido ir a colaborar al terreno, como es el caso de Mª José Rodríguez, enfermera voluntaria de Juan Ciudad ONGD en el Hospital San Juan de Dios de Lunsar (Sierra Leona).

¿En qué consistió tu cometido allí?

Estuve trabajando con el grupo del hospital de St. John of God  que se encarga de hacer el seguimiento a las familias que han tenido contacto directo con alguna persona que falleció por la enfermedad o que desarrollo la enfermedad.

A  estas familias se les visita todos los días incluido los festivos y se les toma la temperatura a todos, se habla con ellos e intentamos que nos cuenten si tienen algún síntoma, las preguntas no se las hacemos directamente porque sino ellos te dicen que no, tenemos que empezar una conversación amistosa para que entre frase y frase poderles preguntar ¿estabas cansada?, ¿qué comiste ayer, si es que comiste algo?, así sucesivamente hasta 13 ítems relacionados con los síntomas como, fiebre, sangrado fácil, ojos rojos, dificultad respiratoria, etc.

¿Cómo ha sido tu relación con los Hermanos del Hospital?

Los Hermanos nos han integrado rápidamente a su vida diaria, lo que ha permitido mantener una relación muy estrecha de dialogo además atendían rápidamente nuestras demandas, como la conexión a internet, la compra de un móvil, participar en la fiesta del patrón, comer y cenar todos juntos así como participar en los mítines diarios que se celebraban todas las mañanas con todo el staff del hospital para ver los problemas ya existentes, los nuevos problemas y las directrices a seguir en cuanto al seguimiento de la enfermedad relacionada con el trabajo dentro del hospital así como fuera del recinto hospitalario ya que el virus del Ébola rondaba muy cerca de las puertas del hospital.

El hecho de que el Hno. Michael Koroma sea enfermero hace que tenga una visión muy realista de la enfermedad y de las dificultades en la puesta en marcha del hospital. También el Hno. Néstor es técnico de laboratorio lo que permite que también vea los problemas desde dentro.  Los Hermanos nos han acogido como si fuéramos uno más cosa que es mucho de agradecer que te den el calor humano que muchos de nosotros echamos de menos cuando nos alejamos de nuestros seres queridos y amigos.

¿En líneas generales qué diferencias has notado en este viaje con respecto al de Liberia del año pasado?

Hay una gran diferencia, en primer lugar la misión de Liberia era una misión muy organizada no solo allí en el hospital cuando se llego, sino que desde aquí ya se estaba haciendo las gestiones pertinentes para que cuando llegasen los urólogos nos  pusiéramos a trabajar inmediatamente para poder incidir sobre el mayor número de gente posible.

En segundo lugar no he podido evitar pensar en el padre Miguel Pajares continuamente, me imaginaba en qué condiciones él estaría trabajando cuando la epidemia de Ébola, la cantidad de gente que le pediría ayuda, su propio equipo enfermo, bueno se me encoge el corazón, cada vez que la gente hablaba del Hno. Manuel García yo me acordaba del padre Miguel.

El Hno. Manuel García era muy querido y muy conocido tanto en el hospital como en el país de todas partes le traían pacientes para que él los operase o los diagnosticara, la consulta siempre la tenia llena y no tenia horario atendía a la gente mañana, tarde y noche. Todo el mundo al saber que éramos españoles nos preguntaba si lo conocíamos, la verdad que es una pena no haber conocido a una persona tan maravillosa, pienso que ha sido una gran pérdida tanto para el hospital como para la comunidad africana.

¿Cómo era el ambiente en las calles?

Muy despobladas, conociendo como es la vida en África y sobretodo el referente que tengo de Liberia que todo el mundo hace vida en la calle, en Sierra Leona por el contrario las calles están casi desiertas, ves a poca gente dando paseos, o en los típicos puestos donde cada dos pasos hay alguien vendiéndote fruta o plátano frito o comida preparada por ellos, etc.  como todo el mundo sabe hay restricciones en cuanto a grandes aglomeraciones de personas, así como el lema de “do not touch”, da pena ya que el carácter del sierra leones es de alegre, cariñoso, de cantar y dar palmas y bailar todo el día y estos días se vive un ambiente muy triste, han sufrido mucho.

Sí que es verdad que cuando salíamos alguna vez por la tarde de paseo por la calle principal que va desde la carretera al hospital la gente salía a saludarnos sobre todo los niños y los más jóvenes, nos saludaban y algunos de ellos decían “hola” me imagino que será las raíces en la lengua que el Hno. Manuel García dejo en Lunsar, los más pequeños decían una palabra que nosotras pensábamos que nos pedían una foto y lo que ocurre es que nos llamaban “potos” y eso significa "blanco" es su dialecto el temmé, jajaja.

¿Cómo estaba viviendo la población la situación del Ébola?

Tiene  mucho miedo, y es para tenerlo, todavía hay muchos casos de EVD en la zona de Lunsar, Pork Loco, zonas muy cercanas al hospital. No solo la enfermedad del virus de Ébola está causando sus estragos, sino por las consecuencias de la misma ha desmembrado a todo un país en cuanto a la economía, educación y sobretodo la salud. El Ébola mata, pero la malaria también, la anemia severa como consecuencia de la malaria, la fiebre alta con convulsiones, que hemos podido vivir en primera persona en las urgencias del hospital...

No había día que no viniera un bebito con fiebre de 40º C y en condiciones muy extremas que en algunos casos fallecían delante nuestro e incluso intentando la reanimación sabiendo que no lo íbamos a sacar adelante.

Las mujeres embarazadas también han dejado de ir a sus visitas periódicas unas por miedo a contraer la enfermedad y otras porque tienen que vender en el mercado algún producto para poder conseguir el dinero para que una mototaxi o algún vecino o amigo las pueda llevar a su visita con la matrona. Otras porque tienen muchos hijos y han perdido a la mayoría de sus familiares que se puedan hacer cargo de los niños y renuncian a la visita por no dejar a los demás solos.

La verdad la situación allí es muy dramática, en muchas ocasiones no puedo evitar hacer comparaciones con las cosas y la forma de actuar de muchas personas en esta otra parte de la tierra.

Queda mucho camino aún.

Las puertas del hospital se están abriendo poco a poco, pero todavía hay mucho que hacer. Hay que garantizar la seguridad de todo el personal y de la población usuaria de las instalaciones hospitalarias.  Para ellos se realizan entrenamientos y reuniones sobre protocolos de actuación y líneas de trabajo.

¿Cuánto crees que le va a costar a la población de Lunsar el miedo y la difícil situación que han vivido?

Probablemente para que el hospital realice todas sus actividades que venía haciendo antes de la epidemia, pienso que los cuarenta y dos días después de que se declare ningún caso de Ébola. En cuanto a la actividad de la vida diaria del país, personalmente pienso que mucho tiempo. Tenemos que pensar primero: parece que después del Ébola ya todo va bien y en África no paso nada, pero cuántas noticias vemos en los telediarios relaciones con ¿cómo está la situación de los países afectados por el virus, en la actualidad? Ninguna noticia al respecto, ya no interesa ni a la comunidad internacional ni a la población en general, porque como a nosotros nos paso rozando pero no se quedó. Cosa que es muy de agradecer para nosotros pero no para ellos.

¿Quién se va a acordar ahora de ellos?, de tanto sufrimiento, de retomar un año escolar perdido, de todos los niños huérfanos y de todas aquellas familias desestructuradas, de la fractura del sistema sanitario como la ruptura del calendario vacunal, el fomento de la lactancia materna, las campañas de una alimentación sana, campañas del maltrato hacia la mujer, muy importante en este país, y así  todo el fomento de la salud que tenían que no era mucho, pero por algo se empieza.

¿Alguna anécdota para compartir?

Si, un día fuimos a una casa en cuarentena donde viven 3 familias y siempre estaban un poco alterados porque el tema de la comida, ellos nos decían que ya estaba bien de tanta cuarentena y que no querían seguir con la cuarentena que estaban hartos, en primera persona digo que la familia tenía suficiente comida porque en algunas ocasiones no solo reparte comida St. John of God, sino otras organizaciones también reparten., bueno pues al dia siguiente cuando fuimos a la visita diaria nos encontramos un cartel donde la familia ponía:

Fotos de Mª José Rodríguez cedidas a Juan Ciudad ONGD.

Por Adriana Castro Comunicación Fundación Juan Ciudad

 
 
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